Dios sabe, aunque yo no lo entienda y aunque no me guste, porque llevo esta carga, la acepto, me permito sentir la pesadez, el desgano, la frustación, la angustia, el miedo, el orgullo herido, todo y todo se lo ofrezco a Dios, llevalo Tú Señor, yo no tengo la fuerza, sin ti nada puedo.
Todos aquellos que en el mundo son centros magnéticos deberan continuar de acuerdo a la luz que poseen, seguir trabajando con la gente, a fin de ayudarlos, curarlos y auxiliarlos para efectuar los reajustes necesarios.
Cuando el corazón esta rebosante de amor y la cabeza plena de sabiduria Divina, nada se hace que a la larga produzca angustia a los demás.
Cuando la verdad sea dicha a los pueblos y estos puedan juzgar y decidir libremente, veremos un mundo mucho mejor.
Con todo mi amor J.MATEO.
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